Un mapa es una representación de la superficie terrestre, o una parte de ella, en un plano. Es de vital importancia porque constituye el medio indispensable para la localización y la orientación, además de brindarle información al lector.
El país original de Estados Unidos de América estaba conformado por trece estados, luego se expandieron hacia el Oeste, ampliando sus límites siete veces, con dos grandes ajustes de fronteras, uno con cada una de las colonias del Reino Unido y España.
Posteriormente crecieron hasta los cincuenta estados actuales; la mayoría de estos comenzaron siendo un territorio incorporado, pero esto ocurrió después de lograr la independencia con el Tratado de París.
¿Perderse en el camino?
Como se ha mencionado, los mapas tienen un porqué; por consiguiente, uno de sus usos más frecuentes -ya que se pudiese hacer a diario- es el de guiar en las mismas ciudades (las cuales son ya suficientemente abrumadoras), así como también en las carreteras.
Muchas de estas son parte de la cultura estadounidense, puesto que son las principales vías de comunicación que llevan desde hace casi un siglo a los norteamericanos por sus 50 estados.
¡Breath! No es tan difícil leerlo…
Bien es cierto que el siglo en el cual se vive es el XXI y hay una amplísima cartera de opciones en cuanto a productos y, más recientemente, aplicaciones para las diferentes plataformas móviles. Pero es importante recordar que siguen siendo aparatos tecnológicos y funcionan con una fuente de energía.
En consecuencia, si no se tiene un GPS cargado, es importante saber leer los mapas; los símbolos, las líneas topográficas y las ayudas de dirección requieren de un poco de entendimiento, ¡pero el GPS en físico está ahí! A diferencia de lo que se ve en películas, en Estados Unidos no siempre se viaja en avión y no es fácil transitar por Nueva York o Los Ángeles sin un mapa.